Porque mis palabras afectuosas, que fluyen incansables, no son sino el fiel reflejo de cuánto añoro traspasar mi sentir por aquel ser amado. Palabras, que sin querer se confunden con caricias sobre su rostro tierno y que con su mirar sólo hace a mi corazón rebosar de una mezcla entre alegría y nerviosismo que no hacen sino querer hacerme escapar. Escabullirme de mis propios enredos e ideas que se contraponen sin atisbar señal alguna de claridad ante su mirada impertérrita, que a la vez me enloquece y me paraliza. Tan sólo hago amagos de sostener su mirada, que en segundos se frustran para rendirse ante la tentación de un beso fugaz.
lunes, 9 de marzo de 2015
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